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¡Ser de Calidad…SER para toda la vida!

26 Jul , 2023  

Escrito por Luis Henry Vanegas O

Algo de contexto…

A partir de la promulgación del Decreto Ley 30 de Diciembre 28 de 1992 por el cual se organiza el servicio público de la Educación Superior, se produjo en el ámbito académico un movimiento, que consecuente con la mencionada ley, dispone que los programas de pregrado y posgrado entre otras exigencias, “deben” presentarse de manera “voluntaria “al denominado proceso de acreditación, el cual pretende que aquellos programas “rindan cuentas” (CNA) diciéndole a la oficialidad y a la opinión pública, el grado y condiciones de Calidad que poseen para la óptima prestación del servicio educativo.

CAPITULO V De los sistemas nacionales de acreditación e información.

Artículo 53. Créase el Sistema Nacional de Acreditación para las instituciones de Educación Superior cuyo objetivo fundamental es garantizar a la sociedad que las instituciones que hacen parte del Sistema cumplen los más altos requisitos de calidad y que realizan sus propósitos y objetivos.

En esa tónica, la masa de universidades dedica buen tiempo de su quehacer, en el acopio de información que luego sistematizada, permita alcanzar el cometido de lograr su Acreditación, que, aunque se asume con espíritu voluntario, podría pensarse en que “el que no se acredita se desacredita” luego es un deber tácito hacerlo.

El qué…

Sin embargo, en el sentir de quien escribe, los documentos que contienen el sentido que allí se invita, podrían verse fortalecidos con algunos elementos que privilegiarían la esencia educativa del componente social objeto del mandato legal. Los principios, los Factores,  las Características y  Aspectos a evaluar que constituyen el corpus documental del modelo, se presentan ausentes de algunos ingredientes que seguramente comulgarían con el sentido primordial de la pretendida Calidad, toda vez que en deseable esencia, esté destinada a la formación de individuos para la sociedad, críticos, y reflexivos, dotados de un grado de sensibilidad y humanidad tal, que constantemente se muestren dispuestos a facilitar su formación, disponiéndola para el servicio de la sociedad.

Se quiere en otras palabras: Formar un Ser que devele en sus cometidos un ansia de servicio, primeramente, para el otro y a continuación para el medio productivo.

En síntesis: Formar primero al SER y luego al profesional.

El aparte quiere dejar alguna inquietud en la conciencia colectiva de los que abrevamos en la fuente universitaria, y que de una u otra manera, tenemos que ver con el necesario mandato de la Calidad Educativa, cual directriz cotidiana del quehacer académico. Intenta recoger algunas ideas primarias que ambicionan ser novedosas en el contexto de la acreditación, bien sea esta Institucional, bien sea programática, en momentos en que la institución universitaria se ve abocada a esta suerte de contrastaciones evaluativas, para determinar- según el espíritu que les rige- si posee las condiciones que se le solicitan, presentándose a la examinación de “manera voluntaria” como queda dicho, aun cuando como decimos, los resultados no consultan algunas realidades que al sentir de quien  escribe, podrían ofrecer un notable valor agregado, tal vez un tanto más cercano a designios coherentes con la realidad, como es formar seres humanos para la vida, superando ese estadio que hizo carrera como “Rendición De Cuentas”, el cual solo viene a ser un diálogo con la razón estructural en gran parte de la materialidad,( desde luego necesaria, mas no esencial) de componentes que así como están planteados, no consulta la Coherencia de la misión social educadora, cual es determinar que los componentes deban tener como punto de partida y de llegada de la teleología de sus razonamientos, a quienes de una u otra forma, constituimos el sujeto social: Los ciudadanos.

Y cuál es el porqué de la presente reflexión, en qué se basa y qué pretende en consecuencia…Al examinar cada uno de los factores, características e indicadores que conforman “la examinación acreditadora” podemos concluir que ninguno de ellos interroga acerca del tópico propuesto, lo cual al entender educativo parecería buscar otros resultados distantes por cierto de la naturaleza educativa del acto liberador del Ser educado como cita Freire, “ (…) el hombre ante la “situación límite”; el hombre como apertura, ser de contactos y relaciones; el hombre como artífice de su propia libertad y el hombre como ser histórico (…).  “su capacidad emancipatoria”.

Formulo la siguiente pregunta con intención problémica:

¿Puede una institución educativa considerar satisfecha su misión y ver como suficiente lo que rezan sus postulados corporativos, cuando a pesar de cumplir los resultados de Calidad que ha solicitado la oficialidad, aquellos no brindan la oportunidad de conferir al Ser humano, el carácter primordial que razona el sentido de sus alcances formativos, cual razón esencial de su quehacer?

 La resultante del proceso evaluador de la educación superior en los ámbitos citados, dedica gran parte de los esfuerzos a lograr la distinción como “Acreditada de Alta Calidad”, (entre otras razones, se adopta reflejamente la denominación, como intuyendo de manera inferencial, la existencia de otros escenarios de Media y Baja). Al respecto valdría anotar: Es o No es.

 ¿Como seria?

La propuesta gira aquí, en torno a que dentro de las postulaciones del modelo acreditador, se tengan en cuenta (prioritariamente) elementos que condesciendan con ver el impacto de esos seres en su ámbito; la capacidad para transformar su cosmogonía y la de su entorno social a partir de lo aprehendido; así mismo; que preguntemos acerca de su grado de satisfacción respecto de lo recibido en saberes manados de la institución; que destaquen el clima pedagógico que vivieron durante su formación; las condiciones de humanización con que la institución presto su servicio; igualmente en amplitud, que el modelo acreditador consulte la idiosincrasia local, conjugando una Pertinencia que actúe efectiva y directamente sobre las problemáticas nacionales. Esto solo mencionando algunas que seguramente como se planteó, surtirían de valores al servicio educativo, proyectando exponencialmente la emergencia de talentos sociales, tan necesario en esta época.

…Que sean capaces de una decisión y auto dirección inteligente

…Que sean capaces de cooperan con los demás en diversas actividades

…Que trabajen no para la aprobación de los demás, sino en términos de sus propios objetivos socializados (Carl Rogers)

Para el cierre…

Un testimonio es claro; la mayoría de instituciones y programas, han dispuesto esfuerzos loables para mejorar las condiciones de humanización de sus procesos, más esto se lleva a cabo no como mandamiento de una política pública oficializada, sino fruto de una iniciativa aislada; como una inquietud particular, resultando invisible ante el ojo escudriñador del sistema estatal evaluativo, no siendo sopesados sus resultados con el rigor que debería poseer el hecho de atreverse con un modelo disruptivo.

Así mismo dejar constancia; en la confección de los PEI institucionales y programáticos, reza la consideración solicitada, pero al presentarse las diferentes visitas de evaluación, la iniciativa no dejar ver el peso que se le ha deseado otorgar, cuando el componente quiere fungir como un postulado orientador del cambio hacia una modernidad, privilegiada por la formación en la esencia del SER.

La incitación aquí planteada quiere ante todo compartir desde lo vivido, nuevos elementos que prevalezcan frente a los acostumbrados, sin desconocer la real valía que estos ya poseen.

              Referencias

  • Ley 30 de diciembre 28 de 1992. Congreso Nacional. República de Colombia.
  • Lineamientos para la acreditación de programas de pregrado. Consejo Nacional de Acreditación –CNA– Bogotá. 2017.
  • Hernández Romero, Oscar Armando. Hacia una antropología de la educación en América Latina desde la obra de Paulo Freire. USTA. Magistro; Vol. 4, Núm. 8 (2010): Julio – Diciembre; 19 – 32.
  • Carl Rogers citado por Ander-Egg, E. En El taller: una alternativa de renovación pedagógica. (1999). Buenos Aires: Editorial Magisterio Río de La Plata.
  • Ander-Egg, Ezequiel. (1999). El taller: una alternativa de renovación pedagógica. Buenos Aires: Editorial Magisterio. Río de La Plata. 

 

Luis Henry Vanegas O

. Docente Universitario.

. Par académico SACES-MINEDUCACION

. Diseñador Gráfico

  Licenciado en arte Gráfico y Diseño Publicitario

  Universidad Nacional De Colombia

. Especialista en Evaluación Educativa

. Maestría en Evaluación de la Educación

  Universidad Santo Tomás Bogotá

. Doctorando en Comunicación

  Universidad Nacional de La Plata

 

 

 

 

 

 

 

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